viernes, 2 de noviembre de 2012


                                                        ¿NOS ENSEÑAN A ESTUDIAR?       
          
Todas las acciones que realizamos de forma automática responden a una programación neurológica aprendida y memorizada, por ejemplo: caminar.    Proceso que hoy hacemos sin poner la atención requerida en un primer momento.  Observemos a un bebé dando sus primeros pasos. Conseguir desplazarnos de un lugar a otro nos costó muchos tropezones, llantos, energía y repeticiones igual que mantenernos encima de una bicicleta, conducir o nadar. Hoy todas esas actividades las realizamos sin pensar, no requieren de nuestra atención porque están impresas en la mente con una intensidad tal que se ha instaurado en ellas, el automatismo.   

EL ESTUDIO  
Desde niños se nos anima a estudiar, pero esa invitación con el paso de los años se convierte en una obligación, en una exigencia con la que los preadolescentes y adolescentes se ven obligados a convivir, sin que en la mayoría de los casos, nadie se pare a explicar cómo hacerlo.
  Quizá sería interesante transmitir la idea de que el estudio forma parte del aprendizaje. Estudiar ha de ser un medio. Aprender ha de ser el objetivo.
  El estudio como parte del aprendizaje es una absorción del afuera. Podríamos decir que el proceso abarca distintos momentos interrelacionados.
ATENCIÓN --- CONCENTRACIÓN --- COMPRENSIÓN ---MEMORIA
    Si podemos mantener la atención conseguiremos una mejor concentración. Si la mente está atenta cada concepto será registrado de inmediato.  Mantener la atención no es fácil porque estamos condicionados por un continuo bombardeo de estímulos externos. Además, sabemos que los jóvenes de hoy cuentan con un diccionario mental muy limitado. Cada palabra no entendida hace perder el interés sobre la materia y ayuda a que los pensamientos se dispersen, la concentración desaparezca y no consigamos memorizar nada.
Desechemos la idea de que el “buen estudiante” es aquel que permanece en silencio delante de su libro durante horas. Sería un error olvidar que sus pensamientos pueden estar muy lejos de su lugar de estudio. Afirmemos, que el BUEN ESTUDIANTE no es aquel que emplea muchas horas. EL BUEN ESTUDIANTE es el que saca un mayor rendimiento a las horas empleadas.
Ayudemos a nuestros hijos e hijas a mejorar su atención y  capacidad de concentración, para conseguir una buena comprensión de la materia estudiada que finalmente, será almacenada sin problemas, en su memoria.
Existen diferentes técnicas que pueden ayudar a optimizar el estudio y a potenciar de forma automática la creatividad, entendiendo dicha facultad como un elemento esencial dentro del proceso.

TÉCNICAS 
Asociación de Ideas: si las palabras son comprendidas y además, están asociadas a una emoción de placer o dolor adquieren un peso emocional que ayuda a que se fijen en la memoria.
Utilizar Palabras Claves, normalmente sustantivos o verbos que  ofrecen una imagen bien definida  del contexto.
Utilizar Claves o frases significativas nos remite a la escritura secuencial y a los Mapas Mentales, Tablas y Esquemas. Cuantas más conexiones se establecen entre la mente y los nuevos conceptos adquiridos más fácil resultará memorizarlos. 
                                                                
                                            Fátima de la Jara
                                 Grupo: Aula de Desarrollo Humano